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| Beata Ana de san Bartolomé |
Hoy sábado, 7 de junio, celebramos a la beata Ana de san Bartolomé. Nació el 1 de octubre de 1549 en Almendral de la Cañada, cerca de Talavera de la Reina, de una familia pobre. Era la quinta hija de Hernán García y María Manzanas. A los nueve años perdió a su madre, y en el año siguiente al padre. Hizo de pastora. Hacia el año 1570 quiso ser religiosa, pero sus hermanos se opusieron. Cayó gravemente enferma y su familia hizo un voto a san Bartolomé apóstol para su curación. Ana sanó de repente al entrar en la ermita dedicada al santo. Entonces sus hermanos accedieron a que se hiciera religiosa.
Ana ingresó en el convento de las carmelitas descalzas de san José de Ávila el 2 de noviembre de 1570 tomando el nombre de Ana de san Bartolomé. Tuvo a la misma santa Teresa de Jesús de Superiora, siendo muy amiga suya. Teresa encontró en la joven novicia una discípula modélica. En Navidad del año 1577, cuando Teresa se quebró el brazo izquierdo, Ana fue su compañera inseparable, confidente, secretaria y consejera. Cuando Teresa murió, en el año 1582, pidió que Ana viniera, para morir en sus brazos, haciéndola su heredera espiritual.
En el año 1604, junto con Ana de Jesús, implantó la reforma teresiana en Francia, y también en los Países Bajos, fundando distintos conventos. Fue priora en Anvers hasta su muerte. También fue consejera de la infanta Isabel Clara Eugenia.
Se hizo famosa por la santidad de su vida, acogiendo todos los que le pedían oraciones y consejos. Durante la persecución de un ejército protestante, se atribuyó la liberación de la ciudad a la intercesión de madre Ana y sus carmelitas. Por este motivo, el obispo de Anvers la proclamó: "Liberadora de Anvers".
Ana de san Bartolomé también destacó en la composiciones poéticas místicas.
A principios del año 1626 enfermó, y murió tal fecha como hoy del mismo año, rodeada de su hermanas de religión.
Una gran multitud se dirigió al convento para venerarla, y en sus funerales fue grande la concurrencia. Pronto se le atribuyeron muchos milagros, como la curación de la reina María de Mèdici en el año 1633. Su proceso de beatificación se alargó por sucesos históricos. Finalmente, el 6 de mayo de 1917, Benedicto XV la beatificó.
Aprendamos de la beata Ana su humildad. Santa Teresa de Jesús llegó a decir: "Ana. Ana, tú tienes las obras, yo tengo la fama". Ana pasó desapercibida, pero fue una gran santa. Aprendamos de ella la sencillez y el amor incondicional a Jesús.
En este mes dedicado al Sagrado Corazón, vivamos con alegría nuestra fe, con amor incondicional a Jesús, siempre los ojos fijos en Él. Él nos ama inmensamente, siempre está a nuestro lado. Seamos agradecidos y correspondamos con amor, aunque sea pequeño el nuestro, a su inmenso Amor.
En el siguiente enlace podemos ver un video sobre la santa.
https://www.youtube.com/watch?v=CRsuH63ft8k

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