miércoles, 31 de enero de 2024

SAN BLAS

San Blas

 Hoy, 3 de febrero, celebramos a san Blas. Su nombre significa: "arma de la divinidad". Al principio ejercía la medicina, y aprovechaba de la gran influencia que le daba ser un buen médico, para hablar a sus pacientes de Jesucristo. Al conocer su gran bondad y santidad, el pueblo le eligió obispo. Fue obispo de Sebaste,  en Armenia, al sur de Rusia.

Cuando estalló la persecución del emperador Diocleciano, Blas fue a esconderse en una cueva de la montaña, y desde allí dirigía y animaba a los cristianos perseguidos. Por la noche bajaba a escondidas a la ciudad, socorría y consolaba a los que estaban en las cárceles, y también les llevaba la Sagrada Eucaristía.

La tradición cuenta que a la cueva donde estaba escondido el santo, llegaban las fieras heridas o enfermas y él las curaba. Dicen que estos animales venían en gran cantidad a visitarlo con cariño. Un día, Blas vio que por la cuesta arriba llegaban los cazadores del gobierno; entonces espantó a las fieras y las alejó; así las libró de ser víctimas de la cacería.

Entonces los cazadores, en venganza, se lo llevaron preso. Cuando llegó a la ciudad, fue un paseo triunfal. Todas las gentes, aun las que no eran cristianas, salieron a aclamarle como a un verdadero santo y un gran benefactor y amigo de todos.

El gobernador le ofreció muchos regalos y ventajas temporales si dejaba la religión de Jesucristo y se hacía pagano, pero san Blas proclamó que él era amigo de Jesús y que lo sería hasta el último instante de su vida.

Entonces, fue apaleado brutalmente y le desgarraron la espalda con garfios. Durante este martirio atroz, el santo no se quejó ni un solo momento. Él rezaba por los que le martirizaban y para que todos los cristianos perseveraran en la fe.

El gobernador, al ver que el santo no dejaba de proclamar su fe en Dios, decretó que le cortaran la cabeza. Cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio iba bendiciendo por el camino a la inmensa multitud que lo miraba llena de admiración y su bendición obtenía la curación de muchos.

Hubo una curación que entusiasmó mucho a todos. Una pobre mujer tenía a su hijito agonizando porque se le había atravesado una espina de pescado en la garganta. Corrió hacia un sitio por donde debía pasar el santo. Se arrodilló y le presentó al niño enfermo que se ahogaba. San Blas colocó sus manos sobre la cabeza del niño y rezó por él. Inmediatamente la espina desapareció y el niñito recobró su salud. El pueblo lo aclamó entusiasmado.

De acuerdo a las Actas de san Blas, fue condenado a morir por ahogamiento, pero, cuando fue arrojado a las aguas, el santo empezó a caminar sobre ellas, repitiendo el milagro que hizo Jesucristo. Entonces fue conducido al cadalso, torturado y, finalmente decapitado. Era el año 316 cuando le cortaron la cabeza, en tiempos del emperador Licinio. 

Después de su muerte empezó a obtener muchos milagros de Dios en favor de los que le rezaban. Se hizo tan popular que en sólo Italia llegó a tener 35 templos dedicados a él. Su país, Armenia, se hizo cristiano pocos años después de su martirio.

En la Edad Antigua era invocado como Patrono de los cazadores, y las gentes le tenían gran fe como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta. El 3 de febrero bendecían dos velas en honor de san Blas y las colocaban en la garganta de las personas diciendo: "Por intercesión de san Blas, te libre Dios de los males de garganta". 

Cuando los niños se enfermaban de la garganta, las mamás repetían: "San Blas bendito, que se ahoga el angelito".

En muchos lugares sigue siendo un santo muy popular, y se bendicen las gargantas en el día de su fiesta. Pidamos a san Blas que sepamos hacer un buen uso de nuestra voz, que sea para proclamar las grandezas del Señor, nunca para decir algo que pudiera ofenderle a Él.

Hagamos como la Virgen en el Magnificat. Ensalcemos a Dios, que puede hacer maravillas en los pequeños y sencillos.


Gozos a san Blas que se cantan en la parroquia de San Jaime de Barcelona


martes, 23 de enero de 2024

SAN ENRIQUE DE OSSÓ I CERVELLÓ

Sant Enric d'Ossó i Cervelló

Hoy 27 de enero, celebramos la fiesta de san Enrique d'Ossó i Cervelló. Este nació el 16 de octubre de 1840 en Vinebre, provincia de Tarragona. Su madre, Micaela Cervelló, soñaba con verlo sacerdote del Señor, en cambio su padre, Jaume d'Ossó, lo encaminaba hacia el comercio.

Gravemente enfermo, recibió la primera Comunión por Viático. Su padre lo mandó a trabajar como aprendiz en la tienda de su tío, en Reus, donde descubrió la obra de santa Teresa de Jesús.

En septiembre de 1854 perdió a su madre en la epidemia de cólera, y en octubre de ese año huye a Montserrat, donde lo encontró su hermano Jaume. 

Vuelve a casa con la promesa que le había hecho a su madre de ser sacerdote, después de su muerte, cuando tenía 13 años. Ese mismo año inicia los estudios en el Seminario de Tortosa.

Ordenado sacerdote en Tortosa, el 21 de septiembre de 1867, celebró la primera Misa en Montserrat, el domingo 6 de octubre. Sus clases como profesor de matemáticas y física en el Seminario, no le impidieron dedicarse con ardor a la catequesis, uno de los grandes amores de su vida.

Organizó en 1871 una escuela metódica de catecismo en doce iglesias de Tortosa y escribió una "Guía práctica" para los catequistas. Con este libro inicia Enrique su actividad como escritor, apostolado que le convirtió en uno de los sacerdotes más populares de la España de su tiempo. 

Desde niño tuvo devoción entusiasta por santa Teresa de Ávila. La vida y doctrina de la santa, asimilada con la lectura constante de sus obras, inspiró su vida espiritual y su apostolado, mantenidos por la fuerza de su amor ardiente a Jesús y María y por un adhesión inquebrantable a la Iglesia y al Papa.

Fundó la Compañía de santa Teresa de Jesús, más conocida como "Teresianas", el 23 de junio de 1876, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Esta Compañía se extendió en 21 países. Su misión es la siguiente: "Extender el reinado del conocimiento y amor a Jesucristo por todo el mundo por medio de los apostolados de la oración, enseñanza y sacrificio". En palabras de san Enrique d'Ossó, la teresiana debe ser: "Un alma de fuego a quien conmueva y abrace el celo de las almas, que aspire siempre a lo mejor y más santo; de perfecto orden en los afectos, severa disciplina en las costumbres, constancia y perseverancia en la oración, robustez en las acciones, fervor en todas sus obras, asiduidad en el combatir al enemigo". 

Pensamientos de este gran santo son los siguientes:

"Educar a un niño es educar a un hombre, y educar a una mujer, es educar una familia".

"Todo por Jesús".

"Pensar, sentir, amar como Cristo Jesús".

"Todo por Jesús para siempre, siempre, siempre...".

"Es absolutamente necesario cautivar la atención de los niños, hablando poco el catequista, y haciendo hablar a los niños".

Enrique d'Ossó fue un verdadero contemplativo que fundió en sí con equilibrio extraordinario un ideal apostólico abierto a todo lo bueno que ofrecían los nuevos tiempos. Anunció valerosamente el Evangelio con la palabra, con los escritos y con la vida.

Murió el 27 de enero de 1896 en Gilet (Valencia), en el convento de los Padres Franciscanos, donde se había retirado durante algunos días para orar en la soledad.

Tomemos ejemplo de este gran santo que no escatimó esfuerzos para dar a conocer y amar a Jesús. Cómo María, vivamos siempre con Jesús en el corazón.

En este enlace podemos leer "Els goigs" de san Enric d'Ossó:

  https://algunsgoigs.blogspot.com/2022/08/goigs-sant-enric-dosso-vinebre-ribera.html

Montserrat, dónde celebró su primera Misa


viernes, 12 de enero de 2024

SAN SEBASTIÁN

 

San Sebastián

Sebastián nació en Narbona, en las Galias, en el año 256, cuando pertenecía al imperio romano. Se educó en Milán.  Fue militar, y recibió el apoyo de los emperadores Diocleciano y Maximiano. Estos le nombraron centurión y jefe de la cohorte, pues desconocían su religión. Sebastián cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Fue denunciado al emperador, y este le obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió la milicia de Cristo. El emperador le amenazó de muerte, pero san Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximiano, le condenó a morir asaetado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándole por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su hogar y le curó las heridas hasta que quedó completamente restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se fuera de Roma, pero el santo se negó rotundamente, pues su corazón ardoroso del Amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando al Señor. Se presentó con valentía ante el emperador y le reprochó con energía que persiguiera a los cristianos.

Maximiano mandó que le azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron las órdenes y después de haberle matado le tiraron a un lodazal. Los cristianos recogieron su cuerpo y lo enterraron en la Vía Apia, en la catacumba que lleva el nombre de san Sebastián.

Es un santo muy conocido y venerado, especialmente en el deporte. También se le ha invocado históricamente contra la peste y las epidemias en general. Es llamado el Apolo cristiano, ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

Su fiesta litúrgica se celebra el 20 de enero. En Chile se le celebra dos veces: el 20 de enero y el 20 de marzo, y tiene muchos devotos y gran fervor popular.

En Tossa de Mar, un pueblo costero gerundense de la comarca de la Selva, con más de 6000 habitantes, cada año el 20 de enero se celebra el "Vot del poble", y recordando que en el siglo XV el pueblo fue liberado de la peste por la intercesión de san Sebastián, muy de mañana sale el Peregrino de Tossa, después de haberse celebrado la Misa en la Iglesia parroquial. Va acompañado de muchos fieles, y se dirige caminando a la ermita de san Sebastián de santa Coloma de Farners, distante unos 40 kilómetros.  Por el camino se reza el Rosario, muchos van descalzos. Llega al anochecer a la ciudad de santa Coloma. Entra en la Capilla. Se reza. A la mañana siguiente, después de celebrarse la "Missa del Pelegrí", regresa caminando a Tossa de Mar. 

En santa Coloma de Farners se reza una novena preparando la festividad de san Sebastián. Muchas personas de esta ciudad llegan hasta Tossa de Mar para acompañar al "Pelegrí de Tossa". Es una celebración popular muy hermosa y que se vive con gran fervor.

Vivamos con entusiasmo nuestra fe. Dios nos ama entrañablemente y quiere que le correspondamos con amor y confianza.

El Pare Pelegrí de Tossa de Mar  


viernes, 5 de enero de 2024

SAN HILARIO DE POITIERS

San Hilario de Poitiers

 Hoy sábado, 13 de enero, celebramos la fiesta de san Hilario de Poitiers. Hilario nació en el año 315 en Poitiers, en la Galia, hoy Francia, en el seno de una familia noble pero probablemente pagana. Recibió muy buena formación humanística, y tuvo gran habilidad para escribir.

Ya adulto, en el año 345, pidió ser bautizado. Luego fue llamado por el Señor al servicio sacerdotal y elegido obispo de su ciudad natal en el año 353. Supo desarrollar, con acierto y claridad, aspectos importantes de la doctrina cristiana. El comentario de Hilario al Evangelio, la primera de sus obras, es considerado el primer texto explicativo de los Evangelios escrito originalmente en latín.

En el año 356 tomó parte como Obispo en el Sínodo de Béziers, en el sur de Francia. Hilario definió aquella reunión como "el sínodo de los falsos apóstoles", porque la asamblea estaba dominada por obispos que negaban la divinidad de Jesucristo. Estos "falsos apóstoles" solicitaron al emperador Constancio que Hilario fuera condenado al exilio, pues era un obstáculo para ellos y sus doctrinas.

Hilario tuvo que abandonar la Galia e irse a vivir a Frigia, una región que hoy pertenece a Turquía. Desde allí, se empeñó en buscar el camino para el restablecimiento de la unidad en la Iglesia. Así, inició la redacción de su obra dogmática más importante conocida como "De Trinitate", la cual se enmarca en las enseñanzas doctrinales del Concilio de Nicea y evidencia, con contundencia, que las Sagradas Escrituras testimonian claramente la divinidad del Hijo de Dios, Jesucristo.

Hilario defiende la Trinidad frente al arrianismo creciente del siglo IV. El Santo afirma con claridad: "El Hijo de Dios es el Unigénito de Dios, llamado Hijo por compartir todos los atributos del Padre, y por nacer antes de todos los siglos por la misma Sustancia que Dios Padre".

Alrededor del año 361, san Hilario regresa del exilio a Francia. Sus fieles y hermanos en el episcopado le dieron la bienvenida con gozo y alegría. Recibió la visita de Martín, su antiguo discípulo y luego obispo, san Martín de Tours. Participa del Sínodo celebrado en París. Aquella reunión, gracias a la Providencia divina, se convirtió en una "vuelta" a la doctrina y al lenguaje del Concilio de Nicea.

En los últimos años de su vida, Hilario se dedicó a la elaboración del "Tratado sobre los Salmos", en el que el santo hizo una lectura cristológica de los cantos del rey David, encontrando en ellos luces que iluminan el misterio de Cristo y de su Cuerpo Místico que es la Iglesia.

San Hilario de Poitiers partió a la Casa del Padre en el año 367. En el año 1851, siglos después de su muerte, el Beato Papa Pío IX lo proclamó Doctor de la Iglesia.

Hilario fue llamado "Martillo de los arrianos", y también "el Atanasio de Occidente", aludiendo a san Atanasio, Padre de la Iglesia Oriental.

Vemos con qué ardor san Hilario supo defender la fe auténtica de la Iglesia, cómo amó la Palabra de Dios. Procuremos también leer con amor la Biblia. Dios nos habla en las Sagradas Escrituras. Hagamos cómo la Virgen María, que guardaba todo lo de Jesús en el Corazón y lo meditaba. (Lucas 2, 19 y 51).


La Virgen con la Palabra de Dios