domingo, 17 de diciembre de 2023

SAN JUAN CANCIO DE KETY

San Juan Cancio de Kety

 Juan Cancio nació en la ciudad de Kety, en Polonia, el 23 de junio del año 1397. Aún era muy joven cuando fue ordenado sacerdote y nombrado profesor de la universidad de Cracovia. La envidia de alguno de sus compañeros terminó por conseguir que lo nombraran párroco de un pueblo lejano.

Tiempo después recuperó su puesto de profesor en la universidad de Cracovia. Durante muchos años dictó clases sobre las Sagradas Escrituras, explicando la Santa Biblia. Su fama llegó a ser muy grande. En las discusiones repetía lo que decía san Agustín:

"Combatimos el pecado pero amamos al pecador. Atacamos el error, pero no queremos violencia contra nadie. La violencia siempre hace daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las puertas de los corazones".

Cuando predicaba acerca del pecado, lloraba al recordar la ingratitud de los pecadores hacia Dios, y la gente al verlo llorar se conmovía y cambiaba de conducta.

A sus alumnos les repetía estos consejos: "Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado".

Fueron centenares los sacerdotes formados espiritualmente por él, y la gente lo llegó a llamar "el padre de los pobres" por sus muchas obras de caridad con los más desvalidos.

Un dato curioso sobre su vida académica tiene que ver con sus aportes al desarrollo de la denominada "teoría del ímpetu", elaborada originalmente por Jean Buridan con el propósito de explicar el movimiento de los cuerpos celestes. Dicha contribución pone a san Juan Cancio en la lista de quienes influyeron, a partir de la teoría mencionada, en la elaboración de la moderna teoría de la inercia (Galileo, Newton) y, por lo tanto, ha quedado reservado un lugar para su nombre en la historia de la Física.

Fue como peregrino, a pie, a Roma y Jerusalén, donde quería sufrir martirio en el imperio otomano, pero pudo volver sano y salvo.

Murió la noche del 24 de diciembre de 1473, durante la celebración de la Misa. Poco después, alguna gente empezó a visitar su sepulcro para llevar flores y pedir su intercesión; y empezó a difundirse la noticia de que Dios concedía muchas gracias y milagros a través suyo. Fueron tantos los testimonios de los favores concedidos, a tan gran número de personas, que se determinó abrir su causa de beatificación.

Fue beatificado en 1676 por el Papa Clemente X, y proclamado patrono de Polonia y Lituania en 1737. Años más tarde, el 16 de julio de 1767, fue canonizado por el Papa Clemente XIII.

Aunque murió en Nochebuena, se dispuso que su fiesta pase al día 23 de diciembre para evitar la coincidencia del día de su muerte, el 24, con la Nochebuena.

Pidamos a este gran santo la virtud de la humildad y la penitencia. Hoy, en este sábado tan cercano ya a la Navidad, acompañemos a nuestra Madre. Pidámosle que nos enseñe a acoger a Jesús en nuestros corazones.

Iglesia de santa Ana (Cracovia), con el sepulcro del santo.


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