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Santo Tomás Moro |
Hoy sábado, 22 de junio, celebramos a san Tomás Moro. Nació en Londres el 7 de febrero de 1478. Fue el hijo mayor de sir John More, mayordomo del Lincoln's Inn (uno de los cuatro colegios de abogados de la ciudad de Londres), jurista y posteriormente nombrado caballero y juez de la curia real; y de su mujer Agnes More (de soltera, Graunger).
En el año 1486, tras cinco años de enseñanza primaria en la antigua Escuela de san Antonio, una destacada escuela de gramática de Londres, además de ser la única gratuita, fue conducido según la costumbre entre las buenas familias al palacio de Lambeth, donde sirvió como paje del cardenal John Morton, arzobispo de Canterbury y Lord Canciller de Inglaterra.
El cardenal era defensor del nuevo humanismo renacentista y tuvo mucha estima al joven Tomás Moro. Sugirió su ingreso, en 1492, en el Canterbury College de la Universidad de Oxford, donde pasará dos años estudiando la doctrina escolástica y perfeccionando su retórica, siendo alumno de grandes humanistas ingleses.
Por insistencia de su padre, se dedicó a estudiar leyes. En 1496 comenzó a ejercer la abogacía ante los tribunales. En torno al 1497, comenzó a escribir poesías, con una ironía que le valió cierta fama y reconocimiento. Entabló amistad con Erasmo de Róterdam.
Hacia el año 1501 ingresó en la Tercera orden de san Francisco, viviendo como laico en un convento cartujo hasta 1504. Tradujo epigramas griegos al latín, y comentó la obra de san Agustín de Hipona "De civitate Dei". Realizó una traducción de una biografía de Giovanni Pico della Mirandola, escrita por su sobrino, y quedó prendado del sentimiento de la obra que adoptó para sí, y que marcaría definitivamente el curso de su vida. Aunque abandonó su vida ascética para volver a su anterior profesión jurídica hasta ser nombrado miembro del Parlamento en 1504, Tomás Moro nunca olvidó ciertos actos de penitencia, llevando durante toda su vida un cilicio en la pierna y practicando ocasionalmente la flagelación.
En el año 1505, al abandonar el convento de los cartujos, contrajo matrimonio con Jane Colt. Se recibió en leyes y ejerció la abogacía con éxito, en parte gracias a su preocupación por la justicia y la equidad. También fue juez de pleitos civiles y profesor de Derecho.. En 1506 tradujo al latín a Luciano de Samosata, con ayuda de Erasmo. En 1509 escribió poemas para la coronación de Enrique VIII.
En 1510 fue nombrado miembro del Parlamento de Londres. En 1511 murió su esposa, dejándole con 3 hijos: Margaret, de 5 años, Cicely de 4 y John de 1 año. Tomás se casó con Alice Middleton, viuda siete años mayor que él, y con una hija, Alice.
En el año 1517, Tomás Moro entró a trabajar para el rey Enrique VIII, confiándole este algunas misiones diplomáticas en países europeos. En 1520 ayudó a Enrique VIII a escribir "Assertio Septem Sacramentorum" (Defensa de los siete sacramentos). A ello siguió su designación para diferentes cargos y su condecoración con distintos títulos honoríficos. En 1521 fue honrado con el título de caballero, y designado vicecanciller del Tesoro. Ese mismo año su hija Margaret se casó con William Roper, quien sería el primer biógrafo de Tomás Moro. En 1529 se lo designó Lord Canciller, siendo el primer canciller laico después de varios siglos.
En el año 1530 no firmó la carta de nobles y prelados que solicitó al Papa la anulación del matrimonio real. En 1532 renunció a su cargo de canciller. En 1534 se negó a firmar el Acta de Supremacía que representaba un repudio a la supremacía papal. El Acta establecía condena a quienes no la aceptaran, y el 17 de abril del mismo año, Tomás Moro fue encarcelado hasta ser decapitado el 6 de julio del año 1535.
El rey Enrique VIII se enemistó con Tomás Moro debido a las desavenencias surgidas en torno a la validez de su matrimonio con su esposa Catalina de Aragón que Tomás, como canciller, apoyaba. Enrique VIII había pedido al papa la concesión de la nulidad de su matrimonio y la negativa de este supuso la ruptura de Inglaterra con la Iglesia de Roma y el nombramiento del rey como cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
El rey insistió en obtener la nulidad de su matrimonio a fin de poder casarse nuevamente para conseguir su deseo de tener un hijo varón. Las sucesivas negativas de Tomás Moro a aceptar algunos de los deseos del rey acabaron por provocar el rencor de Enrique VIII, encarcelándolo en la torre de Londres.
Mantuvo hasta el final su sentido del humor, confiando plenamente en el Dios misericordioso que le recibiría al cruzar el umbral de la muerte. Mientras subía al cadalso se dirigió al verdugo con estas palabras: "Le ruego, le ruego, señor teniente, que me ayude a subir, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo". Luego, al arrodillarse, dijo: "Fíjese que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte". Finalmente, ya apartando su ironía, se dirigió a los presentes diciendo: "Muero siendo el buen servidor del rey, pero de Dios primero".
El recién creado cardenal John Fisher también murió por no seguir al rey.
Es de una gran confianza y abandono a la voluntad de Dios la carta que escribió desde la cárcel a su hija Margarita. Dice así en alguno de sus párrafos:
"Me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza. (...) Ni por un momento dejaré de confiar en su inmensa bondad (...). Espero confiadamente que la misma gracia divina continuará favoreciéndome, dándome la fuerza necesaria para sufrir lo que sea con paciencia, con fortaleza y de buen grado".
"No quiero, mi querida Margarita, desconfiar de la bondad de Dios, por más débil y frágil que me sienta. Más aún, si a causa del terror y el espanto viera que estoy ya a punto de ceder, me acordaré de san Pedro, cuando, por su poca fe, empezaba a hundirse por un solo golpe de viento, y haré lo que él hizo. Gritaré a Cristo: Señor, sálvame. Espero que entonces Él, tendiéndome la mano, me sujetará y no dejará que me hunda (...) Y, si permitiera que mi semejanza con Pedro fuera aún más allá, de tal modo que llegara a la caída total, espero que el Señor me dirija, como a Pedro, una mirada llena de misericordia y me levante de nuevo, para que vuelva a salir en defensa de la Verdad y descargue así mi conciencia, y soporte con fortaleza el castigo y la vergüenza de mi anterior negación".
"Finalmente, mi querida Margarita, de lo que estoy cierto es de que Dios no me abandonará sin culpa mía. Por esto, me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza. Espero que su bondad clementísima guardará fielmente mi alma y hará que sea su misericordia, más que su justicia, lo que se ponga en mí de relieve.
Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor".
Tomemos ejemplo de la gran rectitud y confianza en Dios de este santo. Hubiera podido salvar su vida simplemente con una firma, pero escogió la fidelidad al Señor por encima de todo.
Santo Tomás Moro es patrono de los políticos y funcionarios. Es un santo laico, casado y padre de familia.
En estos tiempos en qué también se promulgan leyes contrarias a nuestra fe, que muchos viven de espaldas a Dios, que le rechazan, procuremos afianzarnos en la oración, cumplir sencillamente nuestro deber con paz y dar testimonio de amor y gozo a nuestro alrededor.
La Virgen, causa de nuestra alegría, guie siempre nuestro caminar.
https://algunsgoigs.blogspot.com/2022/06/goigs-sant-tomas-moro-barcelona.html
En el enlace anterior podemos leer los gozos al santo, y como se le rendía culto en una parroquia de Barcelona.
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