lunes, 20 de mayo de 2024

SAN BEDA EL VENERABLE

San Beda el Venerable

 Hoy, 25 de mayo, celebramos a san Beda. Nació en el año 672 o 673 en Gran Bretaña. Etimológicamente su nombre significa "Aquel que es un buen guerrero", y es de origen germánico. Fue un monje benedictino. Él mismo, en el año 731, cuando su muerte no estaba demasiado lejos, nos cuenta su vida. Es en el último capítulo de su gran obra sobre la "Historia eclesiástica del pueblo inglés". Vemos la sencillez y piedad del santo. Escribió así: 

"(...) Yo, Beda, sirviente de Cristo y sacerdote del monasterio de los benditos apóstoles san Pedro y san Pablo, el cual se encuentra en Wearmouth y Jarrow, en Northumbria, con la ayuda del Señor, he compuesto, cuanto he logrado recabar de documentos antiguos, de las tradiciones de los ancianos y de mi propio conocimiento. Nací en el territorio del monasterio ya mencionado, y a la edad de siete años fui dado, por el interés de mis familiares, al reverendísimo abad benedictino Biscop, y después a Ceolfrid, para recibir educación. Desde entonces he permanecido toda mi vida en dicho monasterio, dedicando todas mis penas al estudio de las Escrituras, a observar la disciplina monástica y a cantar diariamente en la iglesia, siendo siempre mi deleite el aprender, enseñar o escribir.

A los diecinueve años, fui admitido al diaconado, a los treinta al sacerdocio, ambas veces mediante las manos del reverendísimo obispo Juan (san Juan de Beverley), y a las órdenes del abad Ceolfrid. Desde el momento de mi admisión al sacerdocio, hasta mis actuales 59 años, me he esforzado por hacer breves notas sobre las sagradas Escrituras, para uso propio y de mis hermanos, ya sea de las obras de los venerables Padres de la Iglesia o de su significado e interpretación".

Después de esto, Beda inserta una lista de sus anteriores escritos y, finalmente, termina su gran obra con las siguientes palabras: 

"Y os ruego, amoroso Jesús, que así como me habéis concedido la gracia de tomar con deleite las palabras de vuestro conocimiento, me concedáis misericordiosamente llegar a Ti, la fuente de toda sabiduría, y permanecer para siempre delante de vuestro rostro".

Es evidente, en la carta de Beda al obispo Egberto, que el historiador visitaba ocasionalmente a sus amigos durante algunos días, alejándose del monasterio de Jarrow; pero salvo esas raras excepciones, su vida parece haber transcurrido como una pacífica ronda de estudios y oración dentro de su propia comunidad.

El cariño que sus hermanos le tenían queda manifiesto en el conmovedor relato de la última enfermedad y la muerte del santo, llegada a nosotros por Cuthbert, uno de sus discípulos.

Su búsqueda del conocimiento no fue interrumpida por su enfermedad, y los hermanos le leían mientras él estaba en cama, pero la lectura era reemplazada constantemente por las lágrimas. "Puedo declarar con toda verdad", escribe Cuthbert sobre su amado maestro, "que nunca vi con mis ojos, ni oí con mis oídos a nadie que agradeciera tan incesantemente al Dios vivo".

Incluso el día de su muerte, la vigilia de la Ascensión del año 735, el santo estaba ocupado dictando una traducción del Evangelio de san Juan. Al atardecer, el muchacho Wilbert, que la estaba escribiendo, le dijo: "Hay todavía una oración, querido maestro, que no está escrita". Y cuando la hubo entregado, y el muchacho le dijo que estaba terminada, le dijo Beda: "Está terminada. Tomad mi cabeza entre vuestras manos, pues es de gran placer sentarme frente a cualquier lugar sagrado donde haya orado, así sentado puedo llamar a mi Padre". Y así, sobre el suelo de su celda, cantando: "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo", y el resto, exhaló su último aliento.

El 13 de noviembre de 1899 León XIII decretó que toda la Iglesia debía celebrar la fiesta del Venerable Beda, con el título de Doctor de la Iglesia.

Beda fue uno de los grandes maestros e historiadores de la Alta Edad Media, y muchos lo consideran el erudito más importante de la antigüedad, en el período comprendido entre la muerte del papa Gregorio I en el año 604 y la coronación de Carlomagno en el año 800.

Beda fue un hábil lingüista y traductor, y su trabajo hizo que los textos en latín y griego de los primeros padres de la Iglesia fueran mucho más accesibles para sus colegas anglosajones, lo que contribuyó significativamente al cristianismo inglés.

Agradezcamos a Dios por los bienes que nos da a través de sus santos. Pidamos a nuestra Madre, la Virgen, ser dóciles en cumplir siempre la voluntad de Dios con presteza, con gozo y con entusiasmo.

El santo que hoy celebramos así lo hizo. Queda reflejado en el siguiente enlace.

https://algunsgoigs.blogspot.com/2020/05/goigs-sant-beda-el-venerable-en-castella.html


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