martes, 28 de mayo de 2024

SAN JUSTINO

San Justino

 Hoy sábado, 1 de junio, celebramos a san Justino. El santo nació alrededor del año 100 en la antigua Siquem, en Samaria. Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en la filosofía, literatura e historia.

En sus libros, sobre todo "Diálogo con el Judío Trifón", nos cuenta que tuvo un largo camino filosófico de búsqueda de la verdad, luego del cual, llegó a la fe cristiana. Fundó una escuela en Roma, donde enseñaba gratuitamente a los alumnos en la nueva religión, considerada como la verdadera filosofía. En ella, de hecho, había encontrado la Verdad, y por tanto el arte de vivir de manera recta.

Por este motivo, fue denunciado y fue decapitado en torno al año 165, bajo el reino de Marco Aurelio, el emperador filósofo a quien Justino había dirigido su "Apología".

Justino y sus obras demuestran cómo la Iglesia celebraba el culto desde sus inicios. Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino, son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad.

Justino es llevado ante el alcalde de Roma, y empieza entre los dos un diálogo emocionante:

Alcalde: "Cuál es su especialidad? ¿En qué se ha especializado?

Justino: "Durante mis primeros treinta años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo, me dediqué por completo a tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión".

Alcalde: "Loco debe de estar, para seguir semejante religión, siendo usted tan sabio".

Justino: "Ignorante fui cuando no conocía esta santa religión. Pero el cristianismo me ha proporcionado la Verdad que no había encontrado en ninguna otra religión".

Alcalde: "¿Y qué es lo que enseña esa religión?"

Justino: "La religión cristiana enseña que hay un solo Dios y Padre de todos nosotros, que ha creado los cielos y la tierra y todo lo que existe. Y que su Hijo Jesucristo, Dios como el Padre, se ha hecho Hombre por salvarnos a todos. Nuestra religión enseña que Dios está en todas partes observando a los buenos y a los malos, y que pagará a cada uno según haya sido su conducta".

Alcalde: "¿Y usted persiste en declarar públicamente que es cristiano?"

Justino: "Sí, declaro públicamente que soy un seguidor de Jesucristo, y quiero serlo hasta la muerte".

El alcalde pregunta luego a los amigos de Justino si ellos también se declaran cristianos, y todos proclaman que sí, que prefieren morir antes que dejar de ser amigos de Cristo.

Alcalde: "Y si yo lo mando torturar y ordeno que le corten la cabeza, usted que es tan elocuente y tan instruido, ¿cree que se irá al Cielo?".

Justino: "No solamente lo creo, sino que estoy totalmente seguro de que si muero por Cristo, y cumplo sus mandamientos, tendré la Vida Eterna, y gozaré para siempre en el Cielo".

Alcalde: "Por última vez le mando: acérquese y ofrezca incienso a los dioses. Y si no lo hace, lo mandaré a torturar atrozmente y haré que le corten la cabeza".

Justino: "Ningún cristiano que sea prudente, va a cometer el tremendo error de dejar su santa religión, por quemar incienso a falsos dioses. Nada más honroso para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos, que ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo".

Los otros cristianos gritaron que ellos estaban totalmente de acuerdo con lo que Justino acababa de decir.

Justino y sus compañeros, cinco hombres y una mujer, fueron azotados cruelmente, y luego les cortaron la cabeza.

Y el antiguo documento termina con estas palabras:

"Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, y les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.".

Benedicto XVI, hablando sobre san Justino, afirma:

"(...) La filosofía griega no puede oponerse a la verdad evangélica, y los cristianos pueden recurrir a ella con confianza, como si se tratara de un bien propio. Por eso, mi venerado predecesor el Papa Juan Pablo II definió a san Justino "un pionero del encuentro positivo con el pensamiento filosófico, aunque bajo el signo de un cauto discernimiento": pues san Justino, "conservando después de la conversión, una gran estima por la filosofía griega, afirmaba con fuerza y claridad que en el cristianismo había encontrado "la única filosofía segura y provechosa" (Diálogo con Trifón VIII, 1) (Fides et ratio, 38).

El filósofo Justino se encontró con un misterioso anciano a las orillas del mar, que le dijo: 

"Tú reza ante todo para que se te abran las puertas de la luz, pues nadie puede ver ni comprender, si Dios y su Cristo no le conceden comprender" (Diálogo con Trifón VII, 3).

En este mundo y en este tiempo, que a veces pasa por momentos de oscuridad, sigamos este consejo, y recemos para que Jesucristo nos dé la Luz de saber discernir y cumplir su Voluntad.

Nuestra Madre, la Virgen, que hemos venerado durante este mes de mayo, nos acompañe siempre hacia su Hijo Jesús, Luz que ilumina las tinieblas de nuestro mundo. 

En el siguiente enlace, podemos ver los gozos a san Justino.

https://algunsgoigs.blogspot.com/2017/03/goigs-sant-justi-martir.html

lunes, 20 de mayo de 2024

SAN BEDA EL VENERABLE

San Beda el Venerable

 Hoy, 25 de mayo, celebramos a san Beda. Nació en el año 672 o 673 en Gran Bretaña. Etimológicamente su nombre significa "Aquel que es un buen guerrero", y es de origen germánico. Fue un monje benedictino. Él mismo, en el año 731, cuando su muerte no estaba demasiado lejos, nos cuenta su vida. Es en el último capítulo de su gran obra sobre la "Historia eclesiástica del pueblo inglés". Vemos la sencillez y piedad del santo. Escribió así: 

"(...) Yo, Beda, sirviente de Cristo y sacerdote del monasterio de los benditos apóstoles san Pedro y san Pablo, el cual se encuentra en Wearmouth y Jarrow, en Northumbria, con la ayuda del Señor, he compuesto, cuanto he logrado recabar de documentos antiguos, de las tradiciones de los ancianos y de mi propio conocimiento. Nací en el territorio del monasterio ya mencionado, y a la edad de siete años fui dado, por el interés de mis familiares, al reverendísimo abad benedictino Biscop, y después a Ceolfrid, para recibir educación. Desde entonces he permanecido toda mi vida en dicho monasterio, dedicando todas mis penas al estudio de las Escrituras, a observar la disciplina monástica y a cantar diariamente en la iglesia, siendo siempre mi deleite el aprender, enseñar o escribir.

A los diecinueve años, fui admitido al diaconado, a los treinta al sacerdocio, ambas veces mediante las manos del reverendísimo obispo Juan (san Juan de Beverley), y a las órdenes del abad Ceolfrid. Desde el momento de mi admisión al sacerdocio, hasta mis actuales 59 años, me he esforzado por hacer breves notas sobre las sagradas Escrituras, para uso propio y de mis hermanos, ya sea de las obras de los venerables Padres de la Iglesia o de su significado e interpretación".

Después de esto, Beda inserta una lista de sus anteriores escritos y, finalmente, termina su gran obra con las siguientes palabras: 

"Y os ruego, amoroso Jesús, que así como me habéis concedido la gracia de tomar con deleite las palabras de vuestro conocimiento, me concedáis misericordiosamente llegar a Ti, la fuente de toda sabiduría, y permanecer para siempre delante de vuestro rostro".

Es evidente, en la carta de Beda al obispo Egberto, que el historiador visitaba ocasionalmente a sus amigos durante algunos días, alejándose del monasterio de Jarrow; pero salvo esas raras excepciones, su vida parece haber transcurrido como una pacífica ronda de estudios y oración dentro de su propia comunidad.

El cariño que sus hermanos le tenían queda manifiesto en el conmovedor relato de la última enfermedad y la muerte del santo, llegada a nosotros por Cuthbert, uno de sus discípulos.

Su búsqueda del conocimiento no fue interrumpida por su enfermedad, y los hermanos le leían mientras él estaba en cama, pero la lectura era reemplazada constantemente por las lágrimas. "Puedo declarar con toda verdad", escribe Cuthbert sobre su amado maestro, "que nunca vi con mis ojos, ni oí con mis oídos a nadie que agradeciera tan incesantemente al Dios vivo".

Incluso el día de su muerte, la vigilia de la Ascensión del año 735, el santo estaba ocupado dictando una traducción del Evangelio de san Juan. Al atardecer, el muchacho Wilbert, que la estaba escribiendo, le dijo: "Hay todavía una oración, querido maestro, que no está escrita". Y cuando la hubo entregado, y el muchacho le dijo que estaba terminada, le dijo Beda: "Está terminada. Tomad mi cabeza entre vuestras manos, pues es de gran placer sentarme frente a cualquier lugar sagrado donde haya orado, así sentado puedo llamar a mi Padre". Y así, sobre el suelo de su celda, cantando: "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo", y el resto, exhaló su último aliento.

El 13 de noviembre de 1899 León XIII decretó que toda la Iglesia debía celebrar la fiesta del Venerable Beda, con el título de Doctor de la Iglesia.

Beda fue uno de los grandes maestros e historiadores de la Alta Edad Media, y muchos lo consideran el erudito más importante de la antigüedad, en el período comprendido entre la muerte del papa Gregorio I en el año 604 y la coronación de Carlomagno en el año 800.

Beda fue un hábil lingüista y traductor, y su trabajo hizo que los textos en latín y griego de los primeros padres de la Iglesia fueran mucho más accesibles para sus colegas anglosajones, lo que contribuyó significativamente al cristianismo inglés.

Agradezcamos a Dios por los bienes que nos da a través de sus santos. Pidamos a nuestra Madre, la Virgen, ser dóciles en cumplir siempre la voluntad de Dios con presteza, con gozo y con entusiasmo.

El santo que hoy celebramos así lo hizo. Queda reflejado en el siguiente enlace.

https://algunsgoigs.blogspot.com/2020/05/goigs-sant-beda-el-venerable-en-castella.html


jueves, 16 de mayo de 2024

SAN JUAN I, PAPA

San Juan I, Papa

 Hoy sábado, 18 de mayo, celebramos la fiesta del Papa san Juan I. El santo nació en Toscana en el año 470. Su predecesor en la sede de Pedro fue Hormisdas, y su sucesor Félix IV.

Su padre se llamaba Constancio. Nació en Siena, o bien el Castillo de Serena, en los alrededores de Chiusdino, pueblo en el sur de la Toscana, entre Siena y Grosseto. El castillo de Serena era una pequeña fortaleza construida por Serena, esposa de Flavio Estilicón, un general romano de origen vándalo, en el siglo IV.

Juan era fraile en el momento de su elección como pontífice, sólo siete días después de la muerte de Hormisdas, el día 13 de agosto del año 523. Ocupó la sede apostólica durante dos años, nueve meses y siete días. Fue el primer papa en viajar a Constantinopla.

El emperador Justino había emitido un edicto imperial en el año 523. Era un duro decreto contra los arrianos obligándoles, entre otras cosas, a devolver a los cristianos las iglesias que habían ocupado. Teodorico, rey de los ostrogodos y de Italia era un ardiente defensor del arrianismo. Cuando el papa Juan viajó a Constantinopla, los patriarcas de oriente se apresuraron a manifestar su comunión en la fe con el supremo pontífice. Fue recibido por más de 15.000 fieles con velas encendidas en las manos y estandartes. El papa celebró solemnemente  los oficios en santa Sofía por el rito latino el 19 de abril del año 526, día de Pascua de Resurrección. Inmediatamente después, inició su regreso a occidente.

Teodorico, a su regreso, lo hizo encarcelar en Rávena, capital del reino ostrogodo. Rendido por las fatigas del viaje y sometido a severas privaciones, Juan murió muy pronto en la prisión. Era el 18 de mayo del año 526.

Sus restos fueron llevados a Roma y enterrados en la Basílica de san Pedro. En su epitafio no hay ninguna alusión a su histórica misión. La Iglesia católica lo tiene entre sus mártires.

Honremos a este santo Papa que supo defender la Verdad y buscó la Unidad. Pidamos a la Virgen que nos ayude a vivir coherentemente nuestra fe, buscando hacer siempre la voluntad de Dios.

En estos gozos se nos narra la vida del santo.

https://algunsgoigs.blogspot.com/2023/02/goigs-al-papa-i-martir-sant-joan-i-en.html