![]() |
San Justino |
Hoy sábado, 1 de junio, celebramos a san Justino. El santo nació alrededor del año 100 en la antigua Siquem, en Samaria. Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en la filosofía, literatura e historia.
En sus libros, sobre todo "Diálogo con el Judío Trifón", nos cuenta que tuvo un largo camino filosófico de búsqueda de la verdad, luego del cual, llegó a la fe cristiana. Fundó una escuela en Roma, donde enseñaba gratuitamente a los alumnos en la nueva religión, considerada como la verdadera filosofía. En ella, de hecho, había encontrado la Verdad, y por tanto el arte de vivir de manera recta.
Por este motivo, fue denunciado y fue decapitado en torno al año 165, bajo el reino de Marco Aurelio, el emperador filósofo a quien Justino había dirigido su "Apología".
Justino y sus obras demuestran cómo la Iglesia celebraba el culto desde sus inicios. Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino, son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad.
Justino es llevado ante el alcalde de Roma, y empieza entre los dos un diálogo emocionante:
Alcalde: "Cuál es su especialidad? ¿En qué se ha especializado?
Justino: "Durante mis primeros treinta años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo, me dediqué por completo a tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión".
Alcalde: "Loco debe de estar, para seguir semejante religión, siendo usted tan sabio".
Justino: "Ignorante fui cuando no conocía esta santa religión. Pero el cristianismo me ha proporcionado la Verdad que no había encontrado en ninguna otra religión".
Alcalde: "¿Y qué es lo que enseña esa religión?"
Justino: "La religión cristiana enseña que hay un solo Dios y Padre de todos nosotros, que ha creado los cielos y la tierra y todo lo que existe. Y que su Hijo Jesucristo, Dios como el Padre, se ha hecho Hombre por salvarnos a todos. Nuestra religión enseña que Dios está en todas partes observando a los buenos y a los malos, y que pagará a cada uno según haya sido su conducta".
Alcalde: "¿Y usted persiste en declarar públicamente que es cristiano?"
Justino: "Sí, declaro públicamente que soy un seguidor de Jesucristo, y quiero serlo hasta la muerte".
El alcalde pregunta luego a los amigos de Justino si ellos también se declaran cristianos, y todos proclaman que sí, que prefieren morir antes que dejar de ser amigos de Cristo.
Alcalde: "Y si yo lo mando torturar y ordeno que le corten la cabeza, usted que es tan elocuente y tan instruido, ¿cree que se irá al Cielo?".
Justino: "No solamente lo creo, sino que estoy totalmente seguro de que si muero por Cristo, y cumplo sus mandamientos, tendré la Vida Eterna, y gozaré para siempre en el Cielo".
Alcalde: "Por última vez le mando: acérquese y ofrezca incienso a los dioses. Y si no lo hace, lo mandaré a torturar atrozmente y haré que le corten la cabeza".
Justino: "Ningún cristiano que sea prudente, va a cometer el tremendo error de dejar su santa religión, por quemar incienso a falsos dioses. Nada más honroso para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos, que ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo".
Los otros cristianos gritaron que ellos estaban totalmente de acuerdo con lo que Justino acababa de decir.
Justino y sus compañeros, cinco hombres y una mujer, fueron azotados cruelmente, y luego les cortaron la cabeza.
Y el antiguo documento termina con estas palabras:
"Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, y les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.".
Benedicto XVI, hablando sobre san Justino, afirma:
"(...) La filosofía griega no puede oponerse a la verdad evangélica, y los cristianos pueden recurrir a ella con confianza, como si se tratara de un bien propio. Por eso, mi venerado predecesor el Papa Juan Pablo II definió a san Justino "un pionero del encuentro positivo con el pensamiento filosófico, aunque bajo el signo de un cauto discernimiento": pues san Justino, "conservando después de la conversión, una gran estima por la filosofía griega, afirmaba con fuerza y claridad que en el cristianismo había encontrado "la única filosofía segura y provechosa" (Diálogo con Trifón VIII, 1) (Fides et ratio, 38).
El filósofo Justino se encontró con un misterioso anciano a las orillas del mar, que le dijo:
"Tú reza ante todo para que se te abran las puertas de la luz, pues nadie puede ver ni comprender, si Dios y su Cristo no le conceden comprender" (Diálogo con Trifón VII, 3).
En este mundo y en este tiempo, que a veces pasa por momentos de oscuridad, sigamos este consejo, y recemos para que Jesucristo nos dé la Luz de saber discernir y cumplir su Voluntad.
Nuestra Madre, la Virgen, que hemos venerado durante este mes de mayo, nos acompañe siempre hacia su Hijo Jesús, Luz que ilumina las tinieblas de nuestro mundo.
En el siguiente enlace, podemos ver los gozos a san Justino.
https://algunsgoigs.blogspot.com/2017/03/goigs-sant-justi-martir.html